Teoría de la indefensión aprendida de Seligman
Martin Seligman en 1975 estudió los efectos que producían en animales una serie de choques eléctricos inescapables. Desarrollaban un patrón de conductas y de cambios neuroquímicos semejantes a los de la depresión, fenómeno que nombró como desamparo o indefensión aprendida. Dice que estas conductas se desarrollan sólo cuando el animal no tiene esperanza de poder controlar nunca la situación aversiva. Aplicó este modelo a la conducta humana y postuló la pérdida percibida de control del ambiente o expectativa de incontrolabilidad. Esta expectativa de incontrolabilidad es fruto de una historia de fracasos en el manejo de las situaciones y una historia de reforzamientos sobre una base no contingente que no ha permitido que el sujeto aprenda las complejas aptitudes necesarias para controlar el ambiente. La teoría podría considerarse un buen modelo de síntomas depresivos, pero no del síndrome de la depresión humana. concepto que acunará el nacimiento del estudio del optimismo, para dar lugar años adelante a lo que conocemos en la actualidad como la psicología positiva.
La indefensión aprendida es un fenómeno psicológico que puede afectarnos tanto cognitivamente como afectivamente, es decir, puede que cambie nuestra percepción de nosotros y de nuestras metas, haciéndonos pensar que no podemos hacer nada por cambiar la situación que “nos ha tocado”. Incluso si realmente se nos da la oportunidad para cambiar algo, no lo hacemos, impedidos por el pensamiento negativo que tenemos. La indefensión aprendida hace que veamos los éxitos que tenemos como causas externas (por ejemplo, cuando aprobamos un examen lo atribuimos a que el examen era fácil o que el profesor estuvo majo, nosotros no somos la causa de aprobar el examen) y que veamos los fracasos como causas internas (siguiendo con el ejemplo anterior, si suspendemos ese examen nos echamos la culpa, aunque sepamos que hemos estudiado mucho). Se origina lo que se llama “pensamiento rumiante” también característico de la depresión, en el que pensamos constantemente sobre nuestros fracasos, como si nos estuviéramos castigando sobre lo que hemos hecho, sin encontrar una solución para cambiar nuestra situación.
La indefensión aprendida es un fenómeno psicológico que puede afectarnos tanto cognitivamente como afectivamente, es decir, puede que cambie nuestra percepción de nosotros y de nuestras metas, haciéndonos pensar que no podemos hacer nada por cambiar la situación que “nos ha tocado”. Incluso si realmente se nos da la oportunidad para cambiar algo, no lo hacemos, impedidos por el pensamiento negativo que tenemos. La indefensión aprendida hace que veamos los éxitos que tenemos como causas externas (por ejemplo, cuando aprobamos un examen lo atribuimos a que el examen era fácil o que el profesor estuvo majo, nosotros no somos la causa de aprobar el examen) y que veamos los fracasos como causas internas (siguiendo con el ejemplo anterior, si suspendemos ese examen nos echamos la culpa, aunque sepamos que hemos estudiado mucho). Se origina lo que se llama “pensamiento rumiante” también característico de la depresión, en el que pensamos constantemente sobre nuestros fracasos, como si nos estuviéramos castigando sobre lo que hemos hecho, sin encontrar una solución para cambiar nuestra situación.
Por lo tanto, la indefensión aprendida puede "extinguir" los esfuerzos de las personas por controlar las situaciones que vivirán, originando a la larga depresión clínica. La depresión clínica (trastorno psicológico) se caracteriza por un estado de ánimo negativo, baja autoestima, pesimismo, disminución del pensamiento, del sueño, de la alimentación y de la actividad.