La teoría reformulada de la Indefensión Aprendida
Abramson, Seligman y Teasdale señalaron 4 problemas de la teoría de 1975:
1) No explicaba la baja autoestima de la depresión,
2) No explicaba la autoinculpación de los depresivos,
3) No explicaba la cronicidad y generalidad de los síntomas y
4) No daba una explicación válida del estado de ánimo deprimido como síntoma de la depresión.
Se reformuló el modelo de Seligman introduciendo como elementos moduladores las atribuciones que la persona hace entre la percepción actual de no contingencia y la expectativa futura de que tampoco habrá contingencia. Las atribuciones determinan la formación de la expectativa futura de no contingencia, así como la duración, la generalización (a otras situaciones) y la intensidad o fuerza de los déficits típicos de la indefensión (motivacional, cognitivo y afectivo). Las explicaciones que el sujeto hace cuando percibe incontrolabilidad pueden situarse en 3 dimensiones:
Postularon que la exposición a situaciones incontrolables no basta por sí misma para desencadenar reacciones depresivas. Al experimentar una situación incontrolable las personas intentan darse una explicación sobre la causa de la incontrolabilidad. Si la explicación se atribuye a factores internos se produce un descenso de la autoestima. Si se atribuye a factores estables provocaría expectativa de incontrolabilidad en situaciones futuras y, en consecuencia, los déficit depresivos se extenderían en el tiempo. Si se atribuye a factores globales provocaría la expectativa de incontrolabilidad en otras situaciones y la generalización a otras situaciones. No basta que el individuo perciba falta de control en una situación para que genere la expectativa futura de incontrolabilidad en distintas situaciones; es necesario tener en cuenta a qué atribuye el sujeto la falta de contingencia. Según Pittman y D´Agostina las atribuciones se pondrán en marcha cuando la motivación por controlar sea fuerte (por las expectativas previas o por el imterés del sujeto).
La internalidad, estabilidad y globalidad explicarían los 3 primeros problemas, pero no el cuarto. Postularon un factor motivacional: la depresión sólo ocurriría si la expectativa de incontrolabilidad se refería a la pérdida de control de un suceso altamente deseable o a la ocurrencia de un hecho altamente aversivo. Señalaron la presencia de una factor de vulnerabilidad cognitiva a la depresión: el estilo atribucional depresógeno (tendencia a atribuir los sucesos incontrolables y aversivos a factores internos, estables y globales).
1) No explicaba la baja autoestima de la depresión,
2) No explicaba la autoinculpación de los depresivos,
3) No explicaba la cronicidad y generalidad de los síntomas y
4) No daba una explicación válida del estado de ánimo deprimido como síntoma de la depresión.
Se reformuló el modelo de Seligman introduciendo como elementos moduladores las atribuciones que la persona hace entre la percepción actual de no contingencia y la expectativa futura de que tampoco habrá contingencia. Las atribuciones determinan la formación de la expectativa futura de no contingencia, así como la duración, la generalización (a otras situaciones) y la intensidad o fuerza de los déficits típicos de la indefensión (motivacional, cognitivo y afectivo). Las explicaciones que el sujeto hace cuando percibe incontrolabilidad pueden situarse en 3 dimensiones:
- 1. Internalidad-Externalidad. Si la incontrolabilidad se atribuye a factores internos (falta de habilidad), se desarrollaría una indefensión personal; si se atribuye a factores externos (mala suerte), se desarrollaría una indefensión universal.
- 2. Estabilidad-Inestabilidad. Si la incontrolabilidad se atribuye a factores estables (falta de habilidad, dificultad) los déficits de indefensión tendrán mayor duración; si se atribuye a factores inestables (mala suerte, falta de esfuerzo) los déficits serán menos duraderos.
- 3. Especificidad-Globalidad. Los déficits ocurrirán sólo en la situación presente, cuando se hacen atribuciones específicas (falta de habilidad en tareas concretas) o se generaliza la incontrolabilidad de la fase inicial a un gran número de situaciones y tareas diferentes al utilizar el individuo atribuciones globales (incapacidad general en tareas de ordenador, espaciales, verbales, aritméticas, etc)
Postularon que la exposición a situaciones incontrolables no basta por sí misma para desencadenar reacciones depresivas. Al experimentar una situación incontrolable las personas intentan darse una explicación sobre la causa de la incontrolabilidad. Si la explicación se atribuye a factores internos se produce un descenso de la autoestima. Si se atribuye a factores estables provocaría expectativa de incontrolabilidad en situaciones futuras y, en consecuencia, los déficit depresivos se extenderían en el tiempo. Si se atribuye a factores globales provocaría la expectativa de incontrolabilidad en otras situaciones y la generalización a otras situaciones. No basta que el individuo perciba falta de control en una situación para que genere la expectativa futura de incontrolabilidad en distintas situaciones; es necesario tener en cuenta a qué atribuye el sujeto la falta de contingencia. Según Pittman y D´Agostina las atribuciones se pondrán en marcha cuando la motivación por controlar sea fuerte (por las expectativas previas o por el imterés del sujeto).
La internalidad, estabilidad y globalidad explicarían los 3 primeros problemas, pero no el cuarto. Postularon un factor motivacional: la depresión sólo ocurriría si la expectativa de incontrolabilidad se refería a la pérdida de control de un suceso altamente deseable o a la ocurrencia de un hecho altamente aversivo. Señalaron la presencia de una factor de vulnerabilidad cognitiva a la depresión: el estilo atribucional depresógeno (tendencia a atribuir los sucesos incontrolables y aversivos a factores internos, estables y globales).