La indefensión de género, como el estado psicológico que se produce en las mujeres, de desesperanza, desmotivación y depresión como consecuencia de la pérdida de control provocada por la socialización de género, sobre los acontecimientos y sobre sus vidas, supone una alteración del nivel cognitivo, emocional y conductual de que las dificulta e incapacita para el afrontamiento de los problemas propios de la vida y las hace vulnerables a futuras agresiones. Por ejemplo, a través de los cuentos, como herramienta principal de transmisión de valores, somos socializadas en la sumisión y en la pérdida de control de nuestras vidas, y por tanto, en la indefensión haciéndonos susceptibles y vulnerables a los procesos de violencia. Desde aquí se propone la incorporación del concepto de indefensión de género como paradigma de análisis de la realidad y de diseño de nuevas metodologías de prevención e intervención centradas principalmente en niñas y en edades tempranas.
INDEFENSION DE GENERO, CAUSA DE VULNERABILIDAD ANTE LA VIOLENCIA
La indefensión viene definida como “el estado psicológico que se produce frecuentemente cuando los acontecimientos son incontrolables”, es decir cuando siempre ocurre algo con independencia de lo que la persona haga. Como hemos visto, este estado psicológico viene caracterizado por un déficit en la persona que incide a nivel cognitivo (pensamiento, representación e interpretación de la realidad), a nivel conductual (aprendemos que nuestra respuesta no es eficaz, así que dejamos de actuar) y a nivel emocional (desesperanza, depresión y ansiedad).
A continuación nos centraremos en algunos aspectos propios de la indefensión que se consideran básicos y estrechamente relacionados con la socialización de género, por lo que intentaré ir explicándolos y relacionándolos con el proceso de socialización de género, mediante el uso de ejemplos que nos ayuden a visibilizar con más claridad.
A continuación nos centraremos en algunos aspectos propios de la indefensión que se consideran básicos y estrechamente relacionados con la socialización de género, por lo que intentaré ir explicándolos y relacionándolos con el proceso de socialización de género, mediante el uso de ejemplos que nos ayuden a visibilizar con más claridad.

- Controlabilidad. Se entiende que un acontecimiento o realidad es controlable cuando podemos hacer algo para cambiarlo. Cuando no podemos cambiar una cosa, hagamos lo que hagamos, ésta se convierte en incontrolable. El hecho de que una persona emita respuestas para cambiar una situación, de forma consciente o inconsciente acaba provocando un déficit en la motivación de la misma y llevando a la ausencia de respuestas. La pérdida de control sobre los acontecimientos que configuran nuestra vida es la consecuencia más inmediata y tangible de la socialización de género. El hecho de ser socializadas en el cuidado de las demás personas, desvinculándas de nuestro sentir, de nuestras entrañas, obviando nuestro bienestar o simplemente nuestro estar, nos lleva a las mujeres a vivirnos centradas en los/as otros/as, vivir con el “ombligo desplazado”.
La negación y pérdida de nuestra identidad, de nuestras necesidades, de nuestros espacios personales, de nuestra individualidad significa la desposesión más pura y dura de una misma, que l@s demás se apropien de nuestros actos, de nuestra vida, que nuestra vida y los acontecimientos que la configuran estén decididos y controlados por las necesidades de quienes me rodean, y por las expectativas que tanto las personas más inmediatas como la sociedad en general proyecta sobre nosotras. Paralelamente, este proceso va acompañado por un sistema de infravaloración de la mujer y lo femenino, por el que con independencia del resultado de lo que la mujer haga, nunca va a ser reconocida y valorada, menos aún el éxito de sus acciones. La sistematización de la infravaloración hacia la mujer supone la sistematización de un sistema de castigo que termina haciendo mella en el desarrollo de la persona, tanto afectivo como cognitivo.

- Predecibilidad. Es decir prever que un acontecimiento va a pasar o no. Cuando decimos que una mujer puede ser víctima de violencia de género en cualquier momento de su vida, por el mero hecho de ser mujer, estamos definiendo la impredecibilidad a la que todas estamos sujetas. Y entiendo aquí la violencia de género en su definición completa y en todas sus expresiones. Todas podemos sufrir una agresión de nuestra pareja, todas podemos ser violadas, todas podemos ser vejadas a través de la “galantería” de los piropos o de la “diversión” de los chistes de contenido sexual, pero no sabemos cuando estos acontecimientos pueden aparecer en nuestra vida (un familiar, un compañero de trabajo, la pareja, un amigo, un desconocido…).Este ejemplo queda claro también si extraemos aquí las diferencias culturales que afectan al género y pongo un ejemplo: la práctica del matrimonio forzoso, es una práctica que afecta principalmente a las culturas islámicas o a ciertas etnias, como la gitana. Por lo que las mujeres pertenecientes a estos grupos saben que esta realidad puede acontecer en su vida, sin que ella pueda tener ningún control sobre este acontecimiento. Las mujeres que no pertenecemos a estos grupos, no tenemos incorporada esta realidad como una posibilidad en nuestras vidas. En este sentido podemos afirmar que el índice de predecibilidad y de controlabilidad, está ligado a la dimensión-expresión cultural propia del género.
- Por lo que las mujeres pertenecientes a estos grupos saben que esta realidad puede acontecer en su vida, sin que ella pueda tener ningún control sobre este acontecimiento. Las mujeres que no pertenecemos a estos grupos, no tenemos incorporada esta realidad como una posibilidad en nuestras vidas. En este sentido podemos afirmar que el índice de predecibilidad y de controlabilidad, está ligado a la dimensión-expresión cultural propia del género.

- Asociación de situaciones. Me refiero aquí a la vinculación de experiencias y situaciones anteriores con el momento actual. Seligman lo define de la siguiente manera “cuando un organismo ha experimentado una situación traumática que no ha podido controlar, su motivación a posteriores situaciones traumáticas disminuye”. En nuestro caso, el nexo común de las diferentes experiencias de falta de control se encuentra en la construcción de género como desencadenante de la situación de pérdida de control. Es decir la pérdida de control vinculada al género acontece en diferentes dimensiones de nuestra vida (laboral, personal, familiar...) pero esta vinculación hace que se vayan sumando en una única experiencia definidora de nuestra identidad y determinante de nuestros déficits y de nuestra desesperanza. La dimensión pública de nuestra identidad feminista es un claro ejemplo de esta asociación.
Llegamos a nuestro trabajo y tenemos que justificar nuestras acciones y con ellos nuestro sistema de valores, quedamos con colegas y somos el ojo de mira ante todos los comentarios vinculados con esta temática, cuando no, sujetas a todos los chistes sexistas imaginables (de hecho creo que los hombres esperan a que lleguemos nosotras, para compartir su amplio repertorio de chistes misóginos), regresas a casa y cualquier comentario de la tele o cualquier noticia sirve para increpar tu sistema de creencia, y así sucesivamente en todos los espacios. En ninguna de estas situaciones podemos mantener el control, y muchas veces nos vemos obligadas a resignarnos y simplemente callarnos, cuando no a reírles las gracias. Si hay algo que hemos aprendido es que no basta con que expresemos nuestro malestar, argumentemos con razonamientos coherentes nuestras posturas, o que simplemente pongamos sobre la mesa nuestra sólida negativa a mantener la conversación, y como he dicho antes acabamos ocultando nuestro malestar detrás de nuestros silencios.
- Anulación de los sistemas de alarma. En el caso de género la educación en un sistema de valores concreto nos lleva a construir un universo simbólico donde las cogniciones y las supersticiones nos impiden detectar señales previas de agresiones. Educadas en el mito del amor romántico, viviendo con nuestra centralidad en el/a otro/a, e interiorizado el valor de la bondad, construimos un ideal por el que empezamos justificando una mala mirada, un insulto o un desprecio y acabamos sometidas a todo tipo de agresiones, en un intento de responder a las expectativas de la pareja y de la sociedad. La normalización y sistematización del sistema de valores del sistema patriarcal puede valernos de ejemplo.
Si en respuesta a un ideal de belleza, de pequeña me ponen pendientes, lazos, pasadores de pelo, etc. más allá de que me duela o no, más allá de que sea acorde a mi identidad o no, cuando en la adolescencia el ideal pase por una talla cien de sujetador, no voy a valorar los riesgos para mi salud de una intervención quirúrgica, ni las consecuencias para mis pies o mi espalda de ponerme tacones de 12 centímetros, en definitiva, la interiorización de este ideal de belleza conlleva una pérdida de control que inclinará de forma definitiva la balanza de mis actos en una única dirección. Pérdida drástica de la motivación. Incluso desde nuestra infancia nos han ido introduciendo que la mujer debe ser vella y que se utiliza como un objeto y que el hombre manda. Cuando una persona es enfrentada a un acontecimiento nocivo que no puede controlar se da un déficit drástico de su motivación. Y si hay algo propio de las mujeres es estar expuestas a acontecimientos nocivos por el mero hecho de serlo. Traigo aquí el ejemplo de mujeres que no han podido estudiar porque la falta de carencia de recursos económicos unida a las expresiones de machismos propias de la época las obligó a quedarse en casa y trabajar para costear los estudios de los hermanos varones.
Decía Bernarda en uno de los talleres de empoderamiento, cuando se le preguntaba qué significa para ella ser mujer, “me hubiera gustado ser hombre porque creo que así no hubiese sufrido tanto…” Generalidad de la indefensión de género. A este respecto, Seligman se pregunta en su trabajo si la indefensión puede suponer un cambio básico en la personalidad. El género subyace y afecta a todas las dimensiones de nuestra vida. El hecho de que todas las dimensiones de nuestra vida se vean afectadas por el género y la pérdida de control nos direccione a un único modelo de mujer, puede alterar o influir en la definición de nuestra personalidad.
Alteraciones emocionales. Que se traduce en la desesperanza, depresión y paralización de la capacidad de respuesta de la persona de forma temporal. La clave de esta dimensión está en que si la situación de incontrolabilidad desaparece, el estado de indefensión también acaba desapareciendo. En la socialización de género, la dificultad radica en que las situaciones se suman unas tras otras, y como hemos dicho antes, en todas las dimensiones de nuestra vida, por lo que la alteración acabaría siendo crónica. ¿Puede esta alteración crónica ser la causa de nuestra vulnerabilidad ante la violencia de género en las fases iniciales de la relación? Repercusiones para la salud. El estado emocional (ansiedad) acaba deteriorando la salud (úlceras de estómago, pérdida de peso, etc). Es importante incorporar aquí una reflexión sobre la salud de las mujeres en la actualidad. El incremento del índice de mujeres afectadas de fibromialgia, la desesperanza y la depresión crónica de la que participan estas mujeres y su posible relación con las desigualdades de género. Hasta ahora, la única respuesta, como siempre ha sido medicar a las mujeres. Puede ser interesante realizar un estudio de estas mujeres y su proceso de socialización de género y la relación con sus parejas.
Alteraciones cognitivas y expectativas. Cuando la probabilidad del resultado es la misma con independencia de lo que haga o deje de hacer, la persona genera la creencia en la ineficacia de las respuestas, como dice Seligma, “aprendemos que responder es inútil”. Si cuando nos presentamos a una entrevista de trabajo, el resultado (que nos contraten) no depende de nuestras acciones, acabamos creyendo que lo que hacemos no sirve para nada. Esta experiencia es común a la mayoría de las mujeres, que en una entrevista de trabajo tenemos que seguir respondiendo a cuestiones personales, o que tenemos que seguir demostrando mayor capacidad que ellos. El peligro de estas creencias es que acabamos asumiendo-normalizando estas situaciones, minimizando sus consecuencias en nuestras vidas, e incrementando las desgana y la desconfianza hacia nosotras mismas. Aprendemos a convivir con el malestar. Indefensión de género, aprendiendo a ser agredidas
Depresión de género. Las depresiones reactivas aparecen como respuesta a una situación. La depresión de género se define como una respuesta al estado de opresión que vive la mujer como consecuencia del sistema patriarcal. Ambos procesos, indefensión de género y depresión de género son un estado-respuesta a las vivencias experimentadas por las mujeres que tienen en su raíz la misma causa: socialización de género y patriarcado.
Empoderamiento en la infancia, estrategia de prevención ante la indefensión de género y la violencia.
Los trabajos realizados por Seligman, ponen de manifiesto la influencia de la exposición a la indefensión en edades tempranas sobre el desarrollo emocional y motivacional de la persona. La exposición reiterada y continua a intensas experiencias de indefensión en
edad tempranas acaba definiendo ésta como rasgo motivacional de la persona. Por otro lado, también reconoce, y cito palabras textuales que “la experiencia temprana del control puede inmunizar contra la indefensión adulta” (1975). Actualmente todos los programas de sensibilización y prevención ponen su atención en los siguientes aspectos:
Desde aquí me atrevo a plantear un nuevo eje de intervención que se centre en la población femenina y en las edades más tempranas. Si como dice Seligman, la experiencia de control en edades tempranas inmuniza contra la indefensión, nuestros programas de sensibilización y prevención han de fomentar la experiencia de control en las mujeres desde edades tempranas (empoderamiento) El trabajo de investigación que a continuación expondré, pretende dar respuesta a este nuevo planteamiento. El análisis de los cuentos tradicionales se ha centrado principalmente, en visibilizar y denunciar los valores misóginos y las actitudes machistas de los mismos, así como el proceso por el que son interiorizados (socialización de género). Una vez definida la indefensión de género como el estado psicológico que se produce en las mujeres, de desesperanza, desmotivación y depresión como consecuencia de la pérdida de control provocada por la socialización de género, sobre los acontecimientos y sobre sus vidas, me propongo ahora, analizar y visibilizar la experiencia de pérdida de control contenida en los personajes femeninos de los cuentos y su vinculación con el proceso de socialización de género y si podemos empezar a sospechar-afirmar que ser
socializada en la desigualdad de género conlleva ser socializada en la indefensión de género.
De estar en lo cierto, quedaría abierta una nueva línea de investigación que se centre en el análisis de las estrategias del proceso de socialización de género para la expropiación del control de las mujeres y en el diseño de estrategias y metodologías para el desarrollo Indefensión de género, aprendiendo a ser agredidas
Alteraciones emocionales. Que se traduce en la desesperanza, depresión y paralización de la capacidad de respuesta de la persona de forma temporal. La clave de esta dimensión está en que si la situación de incontrolabilidad desaparece, el estado de indefensión también acaba desapareciendo. En la socialización de género, la dificultad radica en que las situaciones se suman unas tras otras, y como hemos dicho antes, en todas las dimensiones de nuestra vida, por lo que la alteración acabaría siendo crónica. ¿Puede esta alteración crónica ser la causa de nuestra vulnerabilidad ante la violencia de género en las fases iniciales de la relación? Repercusiones para la salud. El estado emocional (ansiedad) acaba deteriorando la salud (úlceras de estómago, pérdida de peso, etc). Es importante incorporar aquí una reflexión sobre la salud de las mujeres en la actualidad. El incremento del índice de mujeres afectadas de fibromialgia, la desesperanza y la depresión crónica de la que participan estas mujeres y su posible relación con las desigualdades de género. Hasta ahora, la única respuesta, como siempre ha sido medicar a las mujeres. Puede ser interesante realizar un estudio de estas mujeres y su proceso de socialización de género y la relación con sus parejas.
Alteraciones cognitivas y expectativas. Cuando la probabilidad del resultado es la misma con independencia de lo que haga o deje de hacer, la persona genera la creencia en la ineficacia de las respuestas, como dice Seligma, “aprendemos que responder es inútil”. Si cuando nos presentamos a una entrevista de trabajo, el resultado (que nos contraten) no depende de nuestras acciones, acabamos creyendo que lo que hacemos no sirve para nada. Esta experiencia es común a la mayoría de las mujeres, que en una entrevista de trabajo tenemos que seguir respondiendo a cuestiones personales, o que tenemos que seguir demostrando mayor capacidad que ellos. El peligro de estas creencias es que acabamos asumiendo-normalizando estas situaciones, minimizando sus consecuencias en nuestras vidas, e incrementando las desgana y la desconfianza hacia nosotras mismas. Aprendemos a convivir con el malestar. Indefensión de género, aprendiendo a ser agredidas
Depresión de género. Las depresiones reactivas aparecen como respuesta a una situación. La depresión de género se define como una respuesta al estado de opresión que vive la mujer como consecuencia del sistema patriarcal. Ambos procesos, indefensión de género y depresión de género son un estado-respuesta a las vivencias experimentadas por las mujeres que tienen en su raíz la misma causa: socialización de género y patriarcado.
Empoderamiento en la infancia, estrategia de prevención ante la indefensión de género y la violencia.
Los trabajos realizados por Seligman, ponen de manifiesto la influencia de la exposición a la indefensión en edades tempranas sobre el desarrollo emocional y motivacional de la persona. La exposición reiterada y continua a intensas experiencias de indefensión en
edad tempranas acaba definiendo ésta como rasgo motivacional de la persona. Por otro lado, también reconoce, y cito palabras textuales que “la experiencia temprana del control puede inmunizar contra la indefensión adulta” (1975). Actualmente todos los programas de sensibilización y prevención ponen su atención en los siguientes aspectos:
- Condena pública de la violencia de género.
- Incorporar información que cuestione la supuesta “normalidad” de las situaciones de discriminación y violencia de género.
- Proponer valores alternativos a los propios del sistema patriarcal vigentes en la actualidad.
Desde aquí me atrevo a plantear un nuevo eje de intervención que se centre en la población femenina y en las edades más tempranas. Si como dice Seligman, la experiencia de control en edades tempranas inmuniza contra la indefensión, nuestros programas de sensibilización y prevención han de fomentar la experiencia de control en las mujeres desde edades tempranas (empoderamiento) El trabajo de investigación que a continuación expondré, pretende dar respuesta a este nuevo planteamiento. El análisis de los cuentos tradicionales se ha centrado principalmente, en visibilizar y denunciar los valores misóginos y las actitudes machistas de los mismos, así como el proceso por el que son interiorizados (socialización de género). Una vez definida la indefensión de género como el estado psicológico que se produce en las mujeres, de desesperanza, desmotivación y depresión como consecuencia de la pérdida de control provocada por la socialización de género, sobre los acontecimientos y sobre sus vidas, me propongo ahora, analizar y visibilizar la experiencia de pérdida de control contenida en los personajes femeninos de los cuentos y su vinculación con el proceso de socialización de género y si podemos empezar a sospechar-afirmar que ser
socializada en la desigualdad de género conlleva ser socializada en la indefensión de género.
De estar en lo cierto, quedaría abierta una nueva línea de investigación que se centre en el análisis de las estrategias del proceso de socialización de género para la expropiación del control de las mujeres y en el diseño de estrategias y metodologías para el desarrollo Indefensión de género, aprendiendo a ser agredidas